la bola loca

Nena y mi madre vivieron desde niñas las mismas mudanzas (Vigo, Marín) hasta que la una acabó en Sardañola y la otra en Málaga. Hacía más de cuarenta años que no se veían. Tenía dos hijos, Ansel y Fran. Nena nos compró una bola loca. No era tan fácil como en el anuncio. Ansel nos dijo que hiciéramos que jugábamos para la foto. El resto del día lo pasamos brindando, haciendo que las ventosas eran copas de champán.

mi madre (verano del 72)

Fran me prestó su cámara, busqué un motivo y disparé. No hubo retroceso. Desde entonces no he dejado de disparar, con o sin motivo. Tenía 7 años. Es la primera foto que hice en mi vida.

mamá, vamos a la vólvor

Había tres grandes almacenes. Grandes porque ocupaban casi una manzana completa cada uno, no porque tuvieran de todo. En los 60 y 70, Grandes significaba Grande. Gómez Raggio, Álvarez Fonseca y Félix Sáenz. Me cuesta distinguirlos. Gómez Raggio tenía dos entradas. En los 80 cerraron una y abrieron la terraza para competir con El Corte Inglés. Yo entonces tenía un novio al que le gustaba merendar allí. Solía pedir tostada con mantequilla y mermelada. Siempre untaba la mermelada primero. Me temo que fue en aquella terraza donde supe que no teníamos ningún futuro juntos. De todos modos, mi infancia toda entera era Woolworth, otro gran almacén de nombre impronunciable, donde podías comprar desde un abrigo de piel para la Nancy a una colección de sellos falsos, desde el uniforme del colegio a un rallador de cebolla. A la entrada había una barra en forma de S con sillas giratorias. Recuerdo una jaula enorme llena de balones y un cilindro transparente con sacapuntas de figuritas. Mi hermana se hizo con todos. No tiendo a infinito o, lo que es lo mismo, al coleccionismo y sólo soy capaz de amar una cosa a la vez, así que sólo tuve un león. Aún lo conservo.

sacarino

Tendría yo diez años cuando Nocilla intentó competir con Colacao y Nesquic. Nocilla Instant no hacía grumos ni en leche fría. La panadera advirtió a mi madre de que cada bote traía un animal tipo Dunkin, a ver si me lo tragaba. Abrí el precinto con ansia, metí la cucharilla y saqué un Carpantas. Animales de tebeo, serán, pensé. Con delirio infantil la metí otra vez, por si acaso. Desenterré a Zipi y Zape, a sus padres y a las Hermanas Gilda. El último en salir fue el Botones Sacarino. La semana anterior me había salido un caramelo con forma de mora en una tarrina de crema Zahor, lo que significaba un balón de regalo. Pensé que era la niña más afortunada de la tierra y no quise poner en riesgo mi recién adquirida distinción, así que dije a mi madre que volviera al Nesquic. Siempre me gustaron los grumos.

malagueño de adopción (y algo tímido)

"El burro es el más noble de los animales. Trabajador silencioso y de bella estampa, es ejemplo para todos nosotros. Es injusto asociar su nombre con la estulticia y la testarudez. El burrito de Málaga es una escultura entrañable como entrañables son todas las gentes de tan luminosa tierra, donde tan bien lo he pasado y tan bien me han acogido." Muy bien, luminoso poeta, como luminosa la grupa de Platero. Luminosa por desgaste, desgastada de tanto niño tantos años. Pero dime, tímido poeta, ¿¡por qué no te subiste!?