la bola loca

Nena y mi madre vivieron desde niñas las mismas mudanzas (Vigo, Marín) hasta que la una acabó en Sardañola y la otra en Málaga. Hacía más de cuarenta años que no se veían. Tenía dos hijos, Ansel y Fran. Nena nos compró una bola loca. No era tan fácil como en el anuncio. Ansel nos dijo que hiciéramos que jugábamos para la foto. El resto del día lo pasamos brindando, haciendo que las ventosas eran copas de champán.