sacarino

Tendría yo diez años cuando Nocilla intentó competir con Colacao y Nesquic. Nocilla Instant no hacía grumos ni en leche fría. La panadera advirtió a mi madre de que cada bote traía un animal tipo Dunkin, a ver si me lo tragaba. Abrí el precinto con ansia, metí la cucharilla y saqué un Carpantas. Animales de tebeo, serán, pensé. Con delirio infantil la metí otra vez, por si acaso. Desenterré a Zipi y Zape, a sus padres y a las Hermanas Gilda. El último en salir fue el Botones Sacarino. La semana anterior me había salido un caramelo con forma de mora en una tarrina de crema Zahor, lo que significaba un balón de regalo. Pensé que era la niña más afortunada de la tierra y no quise poner en riesgo mi recién adquirida distinción, así que dije a mi madre que volviera al Nesquic. Siempre me gustaron los grumos.