avón llama

En el anuncio una chica preciosa con falda plisada, agitando la melena, llamaba a tu puerta. Tú sabías, a pesar de la distancia del blanco y negro, que olía a gloria. Sonreía a pesar de cargar un enorme maletín. Avón llama, decía tu madre con voz impostada desde la cocina, y tú sonreías más que la chica. Pero al abrir, en el descansillo, una gorda sofocada se secaba el sudor con un pañuelo de hombre. El maletín lo escondía en un cesto, las manos le olían a lejía. Nunca la vi maquillada. Es de pueblo, justificaba mi madre después de comprar desodorante y algún perfume con forma de figura de porcelana. Es lo último, perfume en crema, dijo la gorda. Se me abrieron los ojos, siempre fui una novelera. La cabeza del broche también se abría, el perfume olía a limón. Nunca me lo puse, pensé que las niñas del colegio se reirían de mí. Me lo pongo ahora. Si alguien se ríe, mejor.

chicle cosmos

Si mascabas chicle el verano pasaba más lentamente. Por aquel entonces el calor no me molestaba como ahora. Por las tardes había que ponerse rebeca, y no creo que sea mi imaginación. La extinción de la rebeca las tardes de agosto es la prueba irrefutable del cambio climático. Siempre me gustó el color negro: la corteza quemada de las tostadas, las aceitunas negras, los gatos, los escarabajos, las hormigas, las calles sin farolas, el polo Drácula, la pasta Zara, el chicle Cosmos. Para que Carrasquilla te entendiera tenías que decirle: ¿Me da un chicle negro? Y eso que el hombre era daltónico.

marta, popi y manzanillo

Yo amaba a Popi, una calabaza con ojos. Manzanillo era un burro y burro ya había tenido y perdido uno. Mi tía Encarna pensó que una muñeca era lo propio para una niña de ocho años. Copió meticulosamente a Marta, la de "La casa del reloj", sacó los patrones, cortó las telas, cosió sin descanso. A mi hermana le hizo un payaso que daba miedo si lo mirabas a partir de media noche. Como con cada cosa nueva que llegara a casa, mi madre insistió en hacerme una foto. Mientras mi padre me inmortalizaba feliz, yo pensaba en Popi. Nunca hubo sonrisa más falsa.